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Desarraigando la presunción de un «yo» substancial


Sambhodi Sutta

AN 9,1 {17A9.1.1.1,1}



Esto he escuchado. En una ocasión el Bienaventurado estaba morando en la arboleda de Jeta del parque de Anathapindika, cerca de Savatthi. Allí se dirigió a los monjes así:

Si los ascetas errantes de otros credos les preguntasen: amigos, ¿cuál es la causa para el desarrollo de las cualidades mentales que llevan al Despertar? ¿Qué es lo que responderían?

Venerable Señor —contestaron los monjes—, nosotros estamos arraigados en las enseñanzas del Bienaventurado, las cuales son nuestra guía y protección. Sería bueno que el Bienaventurado mismo nos explicara el significado de sus palabras. Habiendo escuchado esto de la boca del Bienaventurado nos acordaríamos de su respuesta.

En ese caso —replicó el Despierto—, escuchad y prestad atención que voy a hablar. Si los ascetas errantes de otros credos preguntasen cuál es la causa para el desarrollo de las cualidades mentales que llevan al Despertar, deberían responder que la primera causa es la posesión de admirables amigos, compañeros y camaradas. Esta es la primera causa para el desarrollo de las cualidades mentales que llevan al Despertar.

Además, si el monje es virtuoso, mora restringiéndose de acuerdo al patimokkha, haciendo de conducta y actividades intachables. Se entrena a sí mismo asumiendo las reglas y viendo el peligro en la más mínima falta. Esta es la segunda causa para el desarrollo de las cualidades mentales que llevan al Despertar.

Además, el monje consigue a voluntad —fácilmente y sin dificultad— hablar solamente lo que es veraz y lo que conduce hacia el despertar, es decir, habla sobre la modestia, el contentamiento, la reclusión, sobre lo que no es enredado, lo que suscita a la persistencia, sobre la virtud, la concentración, el discernimiento, la liberación, el conocimiento y la visión de la liberación. Esta es la tercera causa para el desarrollo de las cualidades mentales que llevan al Despertar.

Además, el monje es persistente en abandonar los estados mentales perjudiciales y en fomentar aquellos que son beneficiosos. Es categórico y rotundo en este esfuerzo, y no evita su tarea referente a los estados mentales beneficiosos. Esta es la cuarta causa para el desarrollo de las cualidades mentales que llevan al Despertar.

Además, el monje tiene claro criterio y discernimiento —un discernimiento noble y penetrante— sobre todo lo que surge y desaparece, lo cual conduce al completo fin de la insatisfacción. Esta es la quinta causa para el desarrollo de las cualidades mentales que llevan al Despertar.

Monjes, cuando el monje tiene admirables amigos, compañeros y camaradas, entonces es de esperar que sea virtuoso, que more restringiéndose de acuerdo al patimokkha, que su conducta y sus actividades sean intachables, que se entrene a sí mismo habiendo asumido las reglas y que vea el peligro en la más mínima falta.

Monjes, cuando el monje tiene admirables amigos, compañeros y camaradas, entonces es de esperar que consiga a voluntad —fácilmente y sin dificultad— hablar solamente lo que es veraz y lo que conduce hacia el despertar, es decir, hablará sobre la modestia, el contentamiento, la reclusión, sobre lo que no es enredado, lo que suscita a la persistencia, sobre la virtud, la concentración, el discernimiento, la liberación, el conocimiento y la visión de la liberación.

Monjes, cuando el monje tiene admirables amigos, compañeros y camaradas, entonces es de esperar que sea persistente en abandonar los estados mentales perjudiciales y fomentar aquellos que son beneficiosos. Será categórico y rotundo en este esfuerzo, y no rehuirá su tarea referente a los beneficiosos estados mentales.

Monjes, cuando el monje tiene admirables amigos, compañeros y camaradas, entonces es de esperar que tenga claro criterio y discernimiento —un discernimiento noble y penetrante— sobre todo lo que surge y desaparece, lo cual conduce al completo fin de la insatisfacción.

Monjes, cuando el monje se establece en estas cinco cualidades, hay cuatro cualidades más que deberían desarrollar: (i) debería desarrollar la contemplación de lo repulsivo, para de esta manera abandonar la lujuria; (ii) debería desarrollar la bondad, para de esta manera abandonar la maldad; (iii) debería desarrollar la atención consciente en la respiración, para de esta manera abandonar las distracciones; (iv) debería desarrollar la percepción de la transitoriedad, para de esta manera desarraigar la presunción de un «yo».

Para el monje que percibe la transitoriedad, la percepción del «no-yo» se vuelve firme. Y alguien que percibe el «no-yo» y desarraiga la presunción de un «yo», alcanza el Nibbana aquí y ahora.