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Contemplación del cuerpo e inmortalidad


Amatavagga 

AN 1,616-627 {15A1.20.1,600 - 12,611}


Monjes, aquellos que no participan de la contemplación del cuerpo, no participan de la inmortalidad; pero aquellos que participan de la contemplación del cuerpo, participan de la inmortalidad.

Monjes, aquellos que no han experimentado la contemplación del cuerpo, no han experimentado la inmortalidad; pero aquellos que han experimentado la contemplación del cuerpo, han experimentado la inmortalidad.

Monjes, aquellos que han descuidado la contemplación del cuerpo, han descuidado la inmortalidad; pero aquellos que no han descuidado la contemplación del cuerpo, no han descuidado la inmortalidad.

Monjes, aquellos que fracasan en la contemplación del cuerpo, fracasan en la inmortalidad; pero aquellos que no fracasan en la contemplación del cuerpo, no fracasan en la inmortalidad.

Monjes, aquellos que son negligentes en la contemplación del cuerpo, son negligentes en la inmortalidad; pero aquellos que son diligentes en la contemplación del cuerpo, son diligentes en la inmortalidad.

Monjes, aquellos que han olvidado la contemplación del cuerpo, han olvidado la inmortalidad; pero aquellos que han olvidado la contemplación del cuerpo, no han olvidado la inmortalidad.

Monjes, aquellos que no han practicado la contemplación del cuerpo, no han practicado la inmortalidad; pero aquellos que han practicado la contemplación del cuerpo, han practicado la inmortalidad.

Monjes, aquellos que no han cultivado la contemplación del cuerpo, no han cultivado la inmortalidad; pero aquellos que han cultivado la contemplación del cuerpo, han cultivado la inmortalidad.

Monjes, aquellos que no han progresado en la contemplación del cuerpo, no han progresado en la inmortalidad; pero aquellos que han progresado en la contemplación del cuerpo, han progresado en la inmortalidad.

Monjes, aquellos que no han conocido directamente la contemplación del cuerpo, no han conocido directamente la inmortalidad; pero aquellos que han conocido directamente la contemplación del cuerpo, han conocido directamente la inmortalidad.

Monjes, aquellos que no han comprendido completamente la contemplación del cuerpo, no han comprendido completamente la inmortalidad; pero aquellos que han comprendido completamente la contemplación del cuerpo, han comprendido completamente la inmortalidad.

Monjes, aquellos que no han realizado la contemplación del cuerpo, no han realizado la inmortalidad; pero aquellos que han realizado la contemplación del cuerpo, han realizado la inmortalidad.





Kayagatasati Sutta 

MN 119 {11M.2.9,153-159}


Así lo he oído.

En cierta ocasión el Bienaventurado residía en Savatthi, en la arboleda de Jeta del parque de Anathapindika. Allí había muchos monjes que, habiendo regresado de recolectar la comida de las limosnas y después de comer, estaban sentados en la sala de reuniones. Entonces surgió el siguiente tema de conversación:

Es maravilloso, es extraordinario, amigos —como dice el Bienaventurado que, santo y completamente iluminado, conoce y ve—, la atención al cuerpo, cultivada y practicada con frecuencia, da mucho fruto y es beneficiosa.

Pero entonces la conversación se interrumpió, pues el Bienaventurado, concluido su retiro vespertino, fue a la sala de reuniones donde entró y se sentó en el asiento para él preparado. Entonces ya sentado, el Bienaventurado preguntó a los monjes:

Monjes, ¿cuál era el tema de conversación mientras estaban sentados? ¿Qué tema de conversación he interrumpido?

He aquí venerable señor, que, después de comer la comida donada, estando sentados en la sala de reuniones surgió el siguiente tema de conversación: es maravilloso, es extraordinario, la atención al cuerpo cultivada y practicada con frecuencia, da mucho fruto y es beneficiosa. Este era, venerable señor, el tema de conversación interrumpido cuando llegó el Bienaventurado.

¿Y cómo, monjes —dijo el Bendito—, hay que cultivar y practicar con perseverancia la atención al cuerpo para que dé fruto y sea beneficiosa?

He aquí, monjes, el monje va al bosque, al pie de un árbol o a un lugar solitario, se sienta, cruza las piernas y yergue su cuerpo inspirando y espirando con atención.

Al inspirar profundamente, sabe: inspiro profundamente. Al espirar profundamente, sabe: espiro profundamente. Al inspirar ligeramente, sabe: inspiro ligeramente. Al espirar ligeramente, sabe: espiro ligeramente. Se ejercita así: consciente de todo el cuerpo, inspiraré… consciente de todo el cuerpo, espiraré… calmando la actividad corporal, inspiraré… calmando la actividad corporal, espiraré. Así vive diligente, fervoroso y resuelto, renunciando a las tendencias e intenciones propias de la vida hogareña. Renunciando a ellas la mente se equilibra interiormente, se asienta, se unifica y concentra.

Así es, monjes, como un monje cultiva la atención al cuerpo.

Asimismo, cuando un monje camina, sabe: estoy caminando. Cuando está de pie, sabe: estoy de pie. Cuando está sentado, sabe: estoy sentado. Cuando está tumbado, sabe: estoy tumbado. Y así sucesivamente, según sea la postura que su cuerpo adopte. Así vive diligente, fervoroso y resuelto, renunciando a las tendencias e intenciones propias de la vida hogareña. Renunciando a ellas la mente se equilibra interiormente, se asienta, se unifica y concentra.

Así es, monjes, como un monje cultiva la atención al cuerpo.

Asimismo, monjes, un monje actúa con plena lucidez en todo lo que hace, ya sea yendo o viniendo, mirando hacia adelante o a su alrededor; encogiéndose, estirándose, llevando la túnica, el cuenco o el manto, comiendo, bebiendo, saboreando, masticando, defecando, orinando, caminando, permaneciendo de pie, sentado, dormido o despierto, hablando o en silencio, siempre actúa con plena lucidez. Así vive diligente, fervoroso y resuelto… la mente se equilibra interiormente, se asienta, se unifica y concentra.

Así es, monjes, como un monje cultiva la atención al cuerpo.

Asimismo, monjes, un monje examina su propio cuerpo de la planta de los pies hasta la cabeza y de la cabeza hasta la planta de los pies. Lo percibe envuelto en la piel, lleno de impurezas y piensa así: en este cuerpo hay pelos, uñas, dientes, piel, carne, tendones, huesos, tuétano, riñones, corazón, hígado, pleura, bazo, pulmones, intestinos, mesenterio, estómago, heces, bilis, flemas, pus, sangre, sudor, grasa, lágrimas, saliva, mocos, fluidos y orina. Es como un saco con dos aberturas, lleno de diversas clases de grano, arroz de montaña, arroz corriente, alubias, guisantes, sésamo, arroz perlado. Entonces un hombre, de buena vista, lo abre, examina y dice: este es arroz de montaña, este es arroz corriente, estas son alubias, estos guisantes, sésamo o arroz perlado. De la misma manera, el monje examina su propio cuerpo de las plantas de los pies hasta la coronilla y de la coronilla hacia abajo, como envuelto en piel y lleno de impurezas. Así vive diligente, fervoroso y resuelto… la mente se equilibra interiormente, se asienta, se unifica y concentra.

Así es, monjes, como un monje cultiva la atención al cuerpo.

Asimismo, monjes, he aquí que un monje examina su propio cuerpo, en cualquier lugar o posición que se encuentre, considerando sus elementos primordiales: en este cuerpo está el elemento tierra, el elemento agua, el elemento fuego y el elemento aire. Como un carnicero experto que, tras sacrificar una vaca y dividirla en partes, se pone a venderla, de la misma manera el monje examina su propio cuerpo en cualquier lugar o posición que se encuentre, considerando sus elementos primordiales. Así vive diligente, fervoroso y resuelto… la mente se equilibra interiormente, se asienta, se unifica y concentra.

Así es, monjes, como un monje cultiva la atención al cuerpo.

Asimismo, monjes, cuando un monje ve un cuerpo que lleva un día muerto, dos días muerto o tres días muerto, hinchado, amoratado y putrefacto, tirado en el cementerio… cuando ve un cuerpo que está siendo devorado por los cuervos, los gavilanes, los buitres, los perros, los leopardos, los tigres, los chacales o por diversas clases de gusanos… cuando ve un cuerpo reducido a un esqueleto unido tan sólo por los tendones y con restos de carne sanguinolenta… sin carne pero aún embadurnado de sangre... sin carne y sin sangre... huesos sueltos esparcidos en todas las direcciones… huesos mondos y blanqueados como una concha... huesos de más de un año... huesos podridos o reducidos a polvo; en cada caso aplica esta percepción a su propio cuerpo, pensando: en verdad que también mi cuerpo tiene la misma naturaleza, no escapará a este fin y acabará del mismo modo. Así vive diligente, fervoroso y resuelto… la mente se equilibra interiormente, se asienta, se unifica y concentra.

Así es, monjes, como un monje cultiva la atención al cuerpo.

Asimismo, monjes, apartado del deseo de los sentidos, apartado de lo que es perjudicial, el monje alcanza y permanece en el primer jhana, estado en el que hay gozo y felicidad —acompañados de pensamiento dirigido y sostenido— nacidos del apartamiento. Entonces, él llena, inunda, colma e impregna su cuerpo de gozo y felicidad nacidos del apartamiento, hasta que no quede ninguna parte de su cuerpo que no esté embebido de este gozo y felicidad. Monjes, al igual que un encargado  de los baños, habiendo echando jabón en polvo en una vasija, lo mezcla con agua y amasa hasta que todo el jabón quede bien impregnado de agua, húmedo y untuoso, pero sin gotear; del mismo modo el monje llena, inunda, colma e impregna su cuerpo de gozo y felicidad nacidos del apartamiento, de modo que no quede ninguna parte de su cuerpo que no esté embebido de este gozo y felicidad. Así vive diligente, fervoroso y resuelto… la mente se equilibra interiormente, se asienta, se unifica y concentra.

Asimismo, monjes, al cesar el pensamiento dirigido y sostenido, el monje alcanza y permanece en el segundo jhana, en el que hay gozo y felicidad nacidos de la concentración —libres de pensamiento dirigido y sostenido—, acompañados de unificación mental y serenidad interior. Entonces, él llena, inunda, colma e impregna su cuerpo de gozo y felicidad nacidos de la concentración, hasta que no quede ninguna parte de su cuerpo que no esté embebida de gozo y felicidad nacidos de la concentración. Monjes, es como un lago cuyas aguas brotan de la profundidad, donde no hay corrientes de agua que lleguen a él desde ningún punto cardinal, ni lluvias que caigan sobre él; y la corriente de agua fría que brota desde lo profundo llena, inunda, colma e impregna todo el lago, de modo que no queda ninguna parte del lago que no esté llena de esta agua fría; del mismo modo, el monje llena, inunda, colma e impregna su cuerpo del gozo y felicidad nacidos de la concentración, hasta que no quede ninguna parte de su cuerpo que no esté embebida de este gozo y felicidad. Así vive diligente, fervoroso y resuelto… la mente se equilibra interiormente, se asienta, se unifica y concentra.

Asimismo, monjes, al desvanecerse el gozo, el monje permanece atento, lúcido y ecuánime, experimentando con el cuerpo aquel estado que los nobles definen como: vivir feliz, atento y ecuánime; con lo cual alcanza y permanece en el tercer jhana. Entonces, él llena, inunda, colma e impregna su cuerpo de felicidad sin gozo, hasta que no quede ninguna parte de su cuerpo que no esté embebida de esta felicidad. Monjes, al igual que en un estanque de lotos —azules, rojos o blancos—, hay algunos que nacen, nutren y crecen en el agua, sin alcanzar la superficie, y así sumergidos desde las puntas de los pétalos hasta las raíces, permanecen inundados, colmados e impregnados de agua, de modo que no queda ninguna parte de ellos que no esté embebida en agua fría; del mismo modo, el monje inunda, colma e impregna su cuerpo de felicidad sin gozo, de manera tal que no quede ninguna parte de su cuerpo que no esté embebida de esa felicidad sin gozo. Así vive diligente, fervoroso y resuelto… la mente se equilibra interiormente, se asienta, se unifica y concentra.

Asimismo, monjes, al renunciar al placer, al renunciar al dolor —previa desaparición de la alegría y aflicción—, el monje alcanza y permanece en el cuarto jhana, sin dolor ni placer, completamente purificado por la atención consciente y ecuanimidad. Así, él permanece sentado, impregnando su cuerpo de esa mente limpia y purificada por la atención consciente y ecuanimidad, de modo que no quede ninguna parte de su cuerpo que no esté embebida de esa mente completamente pura y limpia. Es como un hombre que se sienta y cubre —desde la cabeza a los pies— con una tela blanca, de modo que no queda ninguna parte de su cuerpo sin cubrir; del mismo modo, el monje permanece sentado impregnando su cuerpo de esa mente limpia, purificada por la atención consciente y ecuanimidad, de manera tal que no queda ninguna parte de su cuerpo que no esté embebida de esa mente completamente pura y limpia. Así vive diligente, fervoroso y resuelto, renunciando a las tendencias e intenciones propias de la vida hogareña. Renunciando a ellas la mente se equilibra interiormente, se asienta, se unifica y concentra.

Así es, monjes, como un monje cultiva la atención al cuerpo.

Monjes, el que cultiva y practica con perseverancia la atención al cuerpo, tiene dentro de sí los estados mentales beneficiosos que conducen al conocimiento verdadero. Al igual que aquel que contempla el ancho mar tiene conocimiento de las corrientes que confluyen dentro de él, así, quien cultiva y practica con perseverancia la atención al cuerpo, tiene dentro de sí los estados mentales beneficiosos que conducen al conocimiento verdadero. El monje que no cultiva y practica con perseverancia la atención al cuerpo, se expone al mal y está a su disposición.

Monjes, es como si uno arrojara una pesada piedra sobre arcilla húmeda. ¿Qué les parece? ¿Penetraría la piedra la arcilla húmeda?

Sí, venerable señor.

Pues, del mismo modo, el monje que no cultiva y practica con perseverancia la atención al cuerpo, se expone al mal y está a su disposición.

Monjes, es como si hubiera un trozo de madera seca e inflamable, entonces llegara un hombre con un palo para encender fuego. ¿Qué les parece? ¿Podría ese hombre, frotando el palo contra el trozo de madera seca e inflamable, encender una hoguera?...  Monjes, es como si hubiera una jarra vacía y llegara un hombre con un garrafón lleno de agua. ¿Qué les parece? ¿Podría ese hombre verter agua del garrafón dentro de la jarra?

Sí, venerable señor.

Pues, de igual manera, el monje que no cultiva y practica con perseverancia la atención al cuerpo, se expone al mal y está a su disposición.

Pero el monje que cultiva y practica con perseverancia la atención al cuerpo, no se expone al mal y no está a su disposición.

Monjes, es como un hombre que arrojara un ovillo de hilo contra una puerta de madera maciza. ¿Qué les parece? ¿Penetraría el ovillo de hilo la puerta de madera maciza?

No, venerable señor.

Pues, de igual modo, el monje que cultiva y practica con perseverancia la atención al cuerpo, no se expone al mal y no queda a su disposición.

Monjes, es como si hubiera un trozo de madera verde y húmeda, entonces llegara un hombre con un palo para encender fuego. ¿Qué les parece? ¿Podría ese hombre, frotando el palo contra el trozo de madera verde y húmeda, encender una hoguera?... Monjes, es como si hubiera una jarra llena hasta el borde, entonces llegara un hombre con un garrafón de agua. ¿Qué les parece? ¿Podría ese hombre verter agua desde el garrafón a la jarra?

No, venerable señor.

Pues, del mismo modo, el monje que cultiva y practica con perseverancia la atención al cuerpo, no se expone al mal y no queda a su disposición.

Monjes, el monje que cultiva y practica con perseverancia la atención al cuerpo, cuando lleva su mente a experimentar con conocimiento superior —cualquier estado experimentable por conocimiento superior—, tiene la capacidad de ver por sí mismo cualquier aspecto, pues dispone de una buena base.

Monjes, es como si hubiera una jarra llena de agua hasta el borde y llegara un hombre y la moviera bruscamente. ¿Qué les parece? ¿Se derramaría el agua?... Monjes, es como si hubiera un estanque —contenido por bordes de terraplén—, tan rebosante de agua que hasta un pájaro podría beber en él, entonces, llegara un hombre fuerte y abriera una brecha en uno de los bordes. ¿Qué les parece? ¿Saldría el agua por la brecha?

Sí, venerable señor.

Pues, de igual modo, el monje que cultiva y practica con perseverancia la atención al cuerpo, cuando lleva su mente a experimentar por conocimiento superior —cualquier estado experimentable por conocimiento superior—, tiene la capacidad de ver por sí mismo cualquiera de sus aspectos, pues dispone de una buena base.

Monjes, es como si en una encrucijada de caminos hubiera un carruaje tirado por caballos de pura sangre, entonces, llegara un auriga diestro en la doma de caballos y, fusta en mano, se subiera al carruaje, tomara las riendas y fuera sobre el carruaje de aquí para allá, como quisiera.

Pues, de la misma manera, el monje que cultiva y practica con perseverancia la atención al cuerpo, cuando lleva su mente a experimentar por conocimiento superior —cualquier estado experimentable por conocimiento superior—, tiene la capacidad de ver por sí mismo cualquiera de sus aspectos, pues dispone de una buena base.

Monjes, la atención al cuerpo cultivada frecuentemente, practicada con perseverancia, tomada como vehículo y base, bien emprendida, realizada y perfeccionada, produce diez beneficios:

(i) Se supera lo agradable y lo desagradable. Cuando surgen lo agradable y lo desagradable, éstos no se apoderan de uno.

(ii) Se supera el miedo y la angustia. Cuando surgen el miedo y la angustia, éstos no se apoderan de uno.

(iii) Se soporta el frío y el calor, el hambre y la sed, el contacto con el viento, el sol, las moscas, mosquitos y reptiles. Se soporta pacientemente el surgir de sensaciones corporales dolorosas, penetrantes, agudas, punzantes, desagradables y penosas. Se soportan las formas de hablar hostiles e inoportunas.

(iv) Se alcanza, sin esfuerzo ni dificultad, la elevación de la mente propia de los cuatro jhanas, con las cuales se vive feliz en este mismo mundo.

(v) Se obtienen facultades paranormales: siendo uno se hace muchos, siendo muchos se hace uno; aparece y desaparece a voluntad; pasa sin encontrar resistencia a través de paredes, muros y montañas; se hunde en la tierra o emerge de ella como si fuera agua; camina sobre el agua sin hundirse como si fuera tierra; vuela sentado, con las piernas cruzadas, a través del espacio; toca con la mano al sol y la luna; llega con el poder de su cuerpo hasta el mundo de Brahma.

(vi) Con el oído divino, purificado y sobrehumano, oye los sonidos humanos y los divinos, tanto los lejanos como los cercanos.

(vii) Se percibe, con la propia mente, la mente de los otros seres. Se conoce cuando una mente tiene o no tiene pasión… tiene o no tiene odio… está o no está ofuscada… disminuida… distraída… desarrollada… no desarrollada… conoce una mente en estado superable o insuperable… concentrada o no concentrada… liberada o no liberada.

(viii) Se recuerdan las vidas anteriores —un nacimiento, dos nacimientos, tres… diez… cien… mil… muchos ciclos cósmicos de contracción y expansión—, con todas sus características y detalles.

(ix) Con el ojo divino, purificado y sobrehumano, se ve a los seres falleciendo y reapareciendo según su kamma: inferiores y superiores, bellos y feos, afortunados y desafortunados.

(x) Se experimenta, por medio del propio conocimiento superior —en este mismo mundo—, la aniquilación de las corrupciones. Se alcanza y permanece en la liberación de la mente por la sabiduría inmaculada.

Monjes, estos son los diez beneficios que cabe esperar de la atención al cuerpo cultivada frecuentemente, practicada con perseverancia, tomada como vehículo y base, bien emprendida, realizada y perfeccionada.

Así habló el Bienaventurado, y los monjes, regocijados, se complacieron con sus palabras.

Kayagatasati: contemplación del cuerpo


Mahamoggallana Sutta

Ud 3,5 {18Ud3.5,25}


Esto he oído.

En una ocasión el Bienaventurado estaba morando cerca de Savatthi, en el parque de Anathapindika de la arboleda de Jeta. En esa ocasión el venerable Mahamoggallana estaba sentado —con las piernas cruzadas y su cuerpo recto— no muy lejos del Bienaventurado. Su atención consciente, bien establecida, estaba inmersa en el cuerpo.

El Bienaventurado vio, no muy lejos de él, al venerable Mahamoggallana sentado —con las piernas cruzadas y el cuerpo recto—, con su atención consciente bien establecida e inmersa en el cuerpo. Entonces el Bienaventurado exclamó:

Con la atención consciente
inmersa en el cuerpo,
bien establecida,
siempre concentrado y
controlando la séxtuple base de los sentidos,
el monje es capaz de alcanzar el Nibbana por sí mismo.



Kayagatasati Sutta

SN 43,1 {13S4.9.1.1,366}


Monjes, voy a enseñarles acerca de lo incondicionado y el camino que conduce a lo incondicionado. Presten atención que voy a hablar.

¿Y qué es, monjes, lo incondicionado? La destrucción de la avidez, la destrucción del odio y la destrucción de la falsa ilusión. Esto es, monjes, lo incondicionado.

¿Y cuál es, monjes, el camino que conduce a lo incondicionado? La atención consciente dirigida al cuerpo. Este es, monjes, el camino que conduce a lo incondicionado.

De esta forma, monjes, les he enseñando acerca del destino final y el camino que conduce al destino final. Estas son mis instrucciones. Cualquier cosa que debería hacer un maestro compasivo —por causa de su compasión hacia los discípulos—, yo lo he hecho por ustedes. Ahí tienen lugar al pie de los árboles, allá chozas vacías. Mediten, no sean negligentes, que no tengan que arrepentirse más tarde. En esto consiste mi instrucción para ustedes.



Kayagatasativagga

AN 1,575-615 {15A1.19.1,563 - 15A1.19.37,599}


Monjes si se observa el gran océano se verá que todos los riachuelos confluyen en él. Igualmente, la contemplación del cuerpo —desarrollada y realizada regularmente— origina pensamientos de mérito dirigidos hacia el conocimiento.

Monjes, hay una cosa única que si es desarrollada y realizada regularmente se alcanza la gran meta religiosa. ¿Y cuál es esta cosa única? La contemplación del cuerpo. Monjes, esta cosa única —desarrollada y realizada regularmente— conduce a la realización de los frutos de la liberación por medio del conocimiento.

Monjes, si esta cosa única es desarrollada y realizada regularmente se alcanzan grandes beneficios… se alcanza el final de la infelicidad… se alcanza el conocimiento atento… se alcanza la ganancia del conocimiento y la visión... se alcanza una residencia feliz aquí y ahora. ¿Y cuál es esta cosa única? La contemplación del cuerpo. Monjes, esta cosa única —desarrollada y realizada regularmente— conduce a la realización de los frutos de la liberación por medio del conocimiento.

Monjes, cuando la contemplación del cuerpo es desarrollada y realizada regularmente, el cuerpo, la mente, los pensamientos y los procesos mentales son pacificados, así, con su desarrollo y extinción, todos los fenómenos que se han de conocer, son obtenidos.

Monjes, cuando la contemplación del cuerpo es desarrollada y realizada regularmente, los pensamientos insalubres, no surgidos, no se originan y los pensamientos insalubres, surgidos, se extinguen.

Monjes, cuando la contemplación del cuerpo es desarrollada y realizada regularmente, los pensamientos meritorios, no surgidos, se originan y los pensamientos meritorios, surgidos, se desarrollan y maduran.

Monjes, cuando la contemplación del cuerpo es desarrollada y realizada regularmente, la ignorancia se extingue, la sabiduría se origina, la concepción del «yo» se extingue, las tendencias latentes son destruidas y las ataduras se desatan.

Monjes, cuando la contemplación del cuerpo es desarrollada y realizada regularmente, conduce al conocimiento profundo… a la extinción sin propiedades… las diversas esferas mentales son comprendidas en su profundidad.

Monjes, cuando la contemplación del cuerpo es desarrollada y realizada regularmente, conduce a la realización de los frutos de la entrada en la corriente… de aquel que vuelve una vez… del que no retorna.

Monjes, cuando la contemplación del cuerpo es desarrollada y realizada regularmente, conduce a la realización de los frutos del mérito… a la ganancia de sabiduría… al crecimiento de la sabiduría… a la acumulación de la sabiduría… a una sabiduría tan grande como la tierra… a la sabiduría que se propaga… a la sabiduría rápida… a la sabiduría profunda, jubilosa, ilimitada, espontánea y aguda.

Monjes, cuando la contemplación del cuerpo es desarrollada y realizada regularmente, conduce a la sabiduría penetrante.

Satisampajañña: atención plena y autoconsciencia


Maranasati Sutta 

AN 6,19 {16A6.1.2.9,19}


Así lo escuché.

En una ocasión el Despierto estaba en Nadika, en el Salón de Ladrillos. Allí se dirigió a los monjes diciendo:

Monjes, la atención consciente en la muerte, cuando se desarrolla y perfecciona, es muy fructífera y beneficiosa. Es el principio de la Inmortalidad y la Inmortalidad es su fin último. Por tanto, la práctica de la atención consciente puesta en la muerte, debe ser desarrollada.

Cuando esto fue dicho, cierto monje se dirigió al Bienaventurado:

Venerable señor, yo practico la atención consciente puesta en la muerte.

Y, ¿de qué manera —preguntó el Despierto— practicas la atención consciente puesta en la muerte?

Pensando así: ‘Si yo viviese un día y una noche, atendiendo las palabras del Bienaventurado, podría conseguir la realización de la gran meta’. Así es como practico la atención consciente puesta en la muerte.

Entonces, otro de los monjes presentes se dirigió al Bienaventurado de esta manera:

Venerable señor, yo también practico la atención consciente puesta en la muerte.

Y, ¿de qué manera —preguntó el Despierto— practicas la atención consciente puesta en la muerte?

Pensando así: ‘Si yo viviese un día, atendiendo las palabras del Bienaventurado, podría conseguir la realización de la gran meta’. Así es como practico la atención consciente puesta en la muerte.

Luego, otro monje se dirigió al Bienaventurado diciendo:

Venerable señor, yo también practico la atención consciente puesta en la muerte… Pensando así: ‘Si yo viviese por el intervalo que dura consumir una comida, atendiendo las palabras del Bienaventurado, podría conseguir la realización de la gran meta’. Así es como practico la atención consciente puesta en la muerte.

Entonces, otros monjes se dirigieron al Bienaventurado:

Venerable señor, yo también practico la atención consciente puesta en la muerte… Pensando así: ‘Si yo viviese por el intervalo que dura tragar y masticar cuatro bocados de comida… si yo viviese por el intervalo que dura tragar y masticar un sólo bocado de comida… si yo viviese por el intervalo que dura una inhalación o una exhalación de aire, atendiendo las palabras del Bienaventurado, podría conseguir la realización de la gran meta’. Así es como practico la atención consciente puesta en la muerte.

Cuando esto fue dicho, el Bienaventurado se dirigió a los monjes:

Monjes, cualquiera que practica la atención consciente puesta en la muerte pensando: ‘Si yo viviese un día y una noche... sólo un día... lo que dura consumir una comida... el intervalo que dura tragar y masticar cuatro bocados de comida atendiendo las palabras del Bienaventurado, podría conseguir la realización de la gran meta’, ése practica con descuido y el desarrollo de la atención consciente puesta en la muerte le servirá muy poco para poner fin a sus impurezas.

Sin embargo, aquel que practica la atención consciente puesta en la muerte pensando: ‘Si yo viviese por el intervalo que dura tragar y masticar un sólo bocado de comida... el intervalo que dura una inhalación o exhalación de aire atendiendo las palabras del Bienaventurado, podría conseguir la realización de la gran meta’, ése practica diligentemente y el desarrollo de la atención consciente puesta en la muerte sí le servirá para poner fin a sus impurezas.

Por tanto, monjes, deben practicar morando en la atención, desarrollando la atención consciente en la muerte plenamente, poniendo fin a las impurezas. De esta forma deben practicar.

Esto es lo que el Bienaventurado dijo y los monjes, agradecidos, se deleitaron en las palabras del Despierto.



Satisampajañña Sutta 

AN 8,81 {17A8.2.4.1,81}


Monjes, el sentido de la vergüenza y temor moral se echan a perder en alguien que carece de atención consciente y clara comprensión. El control de los sentidos se echa a perder en alguien que carece de vergüenza y temor moral. La práctica de la moral se echa a perder en alguien que carece del control de sus sentidos. La correcta concentración se echa a perder en alguien que carece de la práctica de la moral. La visión correcta se echa a perder en alguien que carece de una correcta concentración. La desilusión y desapasionamiento por el mundo se echan a perder en alguien que carece de una visión correcta. El conocimiento liberador se echa a perder en alguien que carece de desilusión y desapasionamiento por el mundo.

Monjes, imaginen un árbol carente de ramas y hojas, cuyos capullos, corteza, savia y madera no llegan a madurar. De la misma manera, cuando la atención consciente y clara comprensión no están presentes, el sentido de la vergüenza y temor moral… el control de los sentidos… la práctica de la moral… la correcta concentración… la visión correcta… la desilusión y desapasionamiento por el mundo… y el conocimiento liberador se echan a perder.

Pero cuando (i) la atención consciente y clara comprensión están presentes, entonces surge el sentido de la vergüenza y temor moral. Cuando (ii) el sentido de la vergüenza y temor moral están presentes, entonces surge el control de los sentidos. Cuando (iii) el control de los sentidos está presente, entonces surge la práctica de la moral. Cuando (iv) la práctica de la moral está presente, entonces surge la correcta concentración. Cuando (v) la correcta concentración está presente, entonces surge la visión correcta. Cuando (vi) la visión correcta está presente, entonces surge la desilusión y desapasionamiento por el mundo. Cuando (vii) la desilusión y desapasionamiento por el mundo están presentes, entonces surge (viii) el conocimiento liberador.

Monjes, imaginen el mismo árbol anterior, pero ahora abundante de ramas y hojas, cuyos capullos, corteza, savia y madera llegan a madurar. De la misma manera, cuando la atención consciente y clara comprensión están presentes, el sentido de la vergüenza y temor moral… el control de los sentidos… la práctica de la moral… la correcta concentración… la visión correcta… la desilusión y desapasionamiento por el mundo… y el conocimiento liberador surgen y tienen una causa inmediata.



Appamada Sutta 

AN 10,15 {17A10.1.2.5,15}


Monjes, al igual que en comparación con todo tipo de seres —que se arrastran o caminan, con forma o sin forma, con percepción o sin percepción— el Tathagata, el Arahant, el Plenamente Iluminado es reconocido como el primero entre ellos; así también todo estado mental saludable tiene sus raíces en la vigilancia, está unido a la vigilancia y la vigilancia es reconocida como la primera entre los estados mentales.

Monjes, al igual que la huella de cualquier clase de animal puede ser abarcada por la huella del elefante y, la huella del elefante, es reconocida como la primera entre ellas; así también todo estado mental saludable tiene sus raíces en la vigilancia, está unido a la vigilancia y la vigilancia es reconocida como la primera entre los estados mentales.

Monjes, al igual que toda la techumbre de una casa se dirige hacia la viga principal del techo, se inclina y converge hacia ella, y la viga es reconocida como la estructura principal del techo; así también todo estado mental saludable tiene sus raíces en la vigilancia, está unido a la vigilancia y la vigilancia es reconocida como la primera entre los estados mentales.

Monjes, al igual que entre todas las raíces fragantes, la fragancia de la raíz de aloe negro es reconocida como la primera; así también todo estado mental saludable tiene sus raíces en la vigilancia, está unido a la vigilancia y la vigilancia es reconocida como la primera entre los estados mentales.

Monjes, al igual que entre todas las fragancias del bosque, la fragancia de sándalo es reconocida como la primera; así también todo estado mental saludable tiene sus raíces en la vigilancia, está unido a la vigilancia y la vigilancia es reconocida como la primera entre los estados mentales.

Monjes, al igual que entre todas las fragancias florales, la fragancia del jazmín es reconocida como la primera; así también todo estado mental saludable tiene sus raíces en la vigilancia, está unido a la vigilancia y la vigilancia es reconocida como la primera entre los estados mentales.

Monjes, al igual que todos los príncipes están sujetos al Monarca Universal y el Monarca Universal es reconocido como el principal entre ellos; así también todo estado mental saludable tiene sus raíces en la vigilancia, está unido a la vigilancia y la vigilancia es reconocida como la primera entre los estados mentales.

Monjes, al igual que la luz de las constelaciones no se iguala ni a la decimosexta parte de la luna llena, y la luna llena es reconocida como la primera entre ellas; así también todo estado mental saludable tiene sus raíces en la vigilancia, está unido a la vigilancia y la vigilancia es reconocida como la primera entre los estados mentales.

Monjes, al igual que durante el último mes del otoño —cuando el cielo está claro y sin nubes— el sol se impone sobre el espacio sumergido en las tinieblas, deslumbrante, brillante y resplandeciente; así también todo estado mental saludable tiene sus raíces en la vigilancia, está unido a la vigilancia y la vigilancia es reconocida como la primera entre los estados mentales.

Monjes, al igual que todos los grandes ríos —Ganges, Yamuna, Aciravati, Sarabhu y Mahi— tienden hacia el gran océano, se dirigen hacia el gran océano y fluyen hacia el gran océano; así también todo estado mental saludable tiene sus raíces en la vigilancia, está unido a la vigilancia y la vigilancia es reconocida como la primera entre los estados mentales.




Appamadavagga 

Dh 2,21-23 {18Dh.2.1,21-23}


La vigilante atención es el sendero a la inmortalidad,
la distracción el camino hacia la muerte.
Aquellos que vigilan con atención no mueren,
pero los distraídos, son como si ya estuviesen muertos.

Esto el sabio lo reconoce con claridad,
por eso se establece en la atención
y se deleita en la esfera de los nobles
regocijándose en la atención consciente.

Aquellos que meditan persistentemente,
que constante y firmemente se esfuerzan,
con tenacidad alcanzarán el Nibbana:
la insuperable liberación del cautiverio.



Satisampajañña 

DN 2,214 {6D.2.4.3.2.2,214}


¿Y de qué manera el monje practica la atención consciente y clara comprensión? Cuando camina hacia adelante o cuando camina hacia atrás, lo hace claramente consciente. Cuando mira hacia adelante o mira hacia atrás, lo hace claramente consciente. Cuando flexiona sus miembros o cuando los extiende, lo hace claramente consciente. Cuando viste la ropa interior o cuando viste el hábito externo, lo hace claramente consciente. Cuando carga su tazón, lo hace claramente consciente. Cuando come, bebe, mastica o saborea, lo hace claramente consciente. Cuando orina o defeca, lo hace claramente consciente. Cuando camina, está parado o sentado, cuando se recuesta para dormir o se despierta, cuando conversa o permanece en silencio, todo eso lo hace claramente consciente. Es así, cómo el monje practica la atención consciente y clara comprensión.



Ajjhattikanga Sutta 

SN 46,49 {14S5.2.5.8,230}


Monjes, en cuanto a los factores internos, no hay otro factor interno que sea tan beneficioso para el surgimiento de los siete factores del Despertar que la cuidadosa atención. Cuando el monje lleva a cabo la cuidadosa atención, es de esperar, monjes, que desarrolle y cultive los siete factores del Despertar.

Y, ¿cómo el monje, que lleva a cabo la cuidadosa atención, desarrolla y cultiva los siete factores del Despertar? He aquí, monjes, él desarrolla y cultiva (i) el factor de la iluminación de la atención consciente, sobre la base de la reclusión, el desapasionamiento, el cese y la madurez de la liberación. Además, monjes, él desarrolla y cultiva (ii) el factor de la iluminación de la discriminación de los estados... (iii) el factor de la iluminación de la energía... (iv) el factor de la iluminación del éxtasis... (v) el factor de la iluminación de la tranquilidad... (vi) el factor de la iluminación de la concentración... (vii) el factor de la iluminación de la ecuanimidad, sobre la base de la reclusión, el desapasionamiento, el cese y la madurez de la liberación.

De esta manera, el monje que lleva a cabo la cuidadosa atención, desarrolla y cultiva los siete factores del Despertar.



Sati Sutta 

SN 47,2 {14S5.3.1.2,368}


Esto he escuchado.

En una ocasión, el Bienaventurado estaba morando en la arboleda de Ambapali, en Vesali. Estando ahí, el Bienaventurado se dirigió a los monjes así:

Monjes, el monje debe permanecer conscientemente atento y en clara comprensión. Estas son mis instrucciones para ustedes.

Y, ¿cómo el monje permanece conscientemente atento? He aquí, monjes, (i) él permanece contemplando el cuerpo en el cuerpo: con fervor, comprendiendo con claridad, atentamente consciente, abandonando toda codicia y desagrado por el mundo. (ii) Permanece contemplando las sensaciones en las sensaciones… (iii) Permanece contemplando la mente en la mente… (iv) Permanece contemplando los fenómenos en los fenómenos: con fervor, comprendiendo con claridad, atentamente consciente, abandonando toda codicia y desagrado por el mundo. De esta manera, monjes, el monje permanece conscientemente atento.

Y, ¿cómo, el monje ejercita la clara comprensión? He aquí, monjes, que él actúa con clara comprensión cuando camina hacia adelante o cuando retorna, al mirar hacia adelante o atrás, cuando recoge o extiende sus miembros, cuando viste su hábito o porta el cuenco, cuando come, mastica, bebe y saborea; cuando defeca, orina, camina, permanece de pie, sentado o se acuesta a dormir; cuando se despierta, cuando habla o guarda silencio. De esta manera, monjes, el monje ejercita la clara comprensión.

De esta manera el monje debería permanecer conscientemente atento y en clara comprensión. Estas son mis instrucciones para ustedes.



Sati Sutta 

SN 47,35 {14S5.3.4.5,401}


Estando en Savatthi.

Monjes, el monje debe morar en la atención consciente y clara comprensión. Éstas son mis instrucciones para ustedes.

Y, ¿cómo el monje mora en la atención consciente y clara comprensión? He aquí, (i) él mora contemplando el cuerpo en el cuerpo: con ardor, clara comprensión y atenta consciencia, abandonando todo deseo y aversión por el mundo. (ii) Mora contemplando las sensaciones en las sensaciones… (iii) la mente en la mente… (iv) los fenómenos mentales en los fenómenos mentales: con ardor, clara comprensión y atenta consciencia, abandonando todo deseo y aversión por el mundo. Es así, monjes, cómo el monje mora en la atención consciente.

Y, ¿cómo el monje ejercita la clara comprensión? He aquí, él sabe cuándo aparecen las sensaciones, sabe cuándo ellas están presentes y sabe cuándo terminan. Sabe cuándo aparecen los pensamientos, sabe cuándo están presentes y sabe cuándo terminan. Sabe cuándo aparecen las percepciones, sabe cuándo están presentes y sabe cuándo terminan. Es así, monjes, cómo el monje ejercita la clara comprensión.

De esta manera el monje debe morar atentamente consciente y con clara comprensión. Éstas son mis instrucciones para ustedes.



Vibhanga Sutta 

SN 47,40 {14S5.3.4.10,406}


Monjes, voy a enseñarles cómo establecer la atención consciente, el desarrollo de los fundamentos de la atención consciente y el camino que lleva al desarrollo de los fundamentos de la atención consciente. Escuchen que voy a hablar:

Y, ¿cómo es, monjes, el fundamento de la atención consciente? He aquí, el monje mora (i) contemplando el cuerpo en el cuerpo: fervoroso, comprendiendo con claridad y atenta consciencia, dejando atrás todo deseo y aversión respecto al mundo. Él mora (ii) contemplando las sensaciones en las sensaciones… (iii) la mente en la mente… (iv) los fenómenos mentales en los fenómenos mentales: fervoroso, comprendiendo con claridad y atenta consciencia, dejando atrás todo deseo y aversión respecto al mundo. Así es, monjes, cómo se practica la atención consciente y éstos son los fundamentos de la atención consciente.

Y, ¿cómo es, monjes, el desarrollo de los fundamentos de la atención consciente? He aquí, (i) el monje mora contemplando la naturaleza del origen del cuerpo, mora contemplando la naturaleza del desvanecimiento del cuerpo, mora contemplando la naturaleza del origen y desvanecimiento del cuerpo: fervoroso, comprendiendo con claridad y atenta consciencia, dejando atrás todo deseo y aversión respecto al mundo. (ii) Él mora contemplando la naturaleza del origen de las sensaciones, mora contemplando la naturaleza del desvanecimiento de las sensaciones, mora contemplando la naturaleza del origen y desvanecimiento de las sensaciones… (iii) Él mora contemplando la naturaleza del origen de la mente, mora contemplando el desvanecimiento de la mente, mora contemplando el origen y desvanecimiento de la mente… (iv) Él mora contemplando la naturaleza del origen de los fenómenos mentales; mora contemplando la naturaleza del desvanecimiento de los fenómenos mentales; mora contemplando la naturaleza del origen y el desvanecimiento de los fenómenos mentales: fervoroso, comprendiendo con claridad y atenta consciencia, dejando atrás todo deseo y aversión respecto al mundo. Así se desarrollan los fundamentos de la atención consciente.

Y, ¿cuál es, monjes, el camino que lleva al desarrollo de los fundamentos de la atención consciente? Es el Noble Óctuple Sendero: (i) la correcta visión o entendimiento, (ii) la correcta intención o pensamiento, (iii) la correcta forma de hablar, (iv) la correcta acción, (v) la correcta forma de vida, (vi) el correcto esfuerzo, (vii) la correcta atención consciente y (viii) la correcta concentración. Éste es el camino que lleva al desarrollo de los fundamentos de la atención consciente.

Samathavipassana: serena concentración y visión profunda


Vipassanañana 

DN 2,4 {6D.2.4.3.3.1,234-235}


Con mente concentrada, purificada y brillante, sin manchas, libre de impurezas, maleable, flexible, firme e imperturbable, el monje dirige y orienta su mente hacia el conocimiento y la visión profunda. Entonces discierne así: este cuerpo mío es material, compuesto de los cuatro elementos primarios, nacido de padre y madre, condicionado por el alimento, impermanente, dividido en partes, sujeto a disolución y dispersión… y mi consciencia está ligada a este cuerpo y depende de él.

Como una piedra preciosa perfectamente pulida en sus ocho lados —clara, brillante, sin defecto, admirable en todos los aspectos, colgada de un cordón azul, amarillo, rojo, blanco o anaranjado—, que un hombre dotado de buena vista toma en su mano e inspecciona diciendo: esta piedra preciosa está perfectamente pulida, es clara, brillante, sin defecto, admirable y cuelga de un cordón azul, amarillo, rojo, blanco o anaranjado; de la misma manera el monje, con mente concentrada, purificada, brillante, sin manchas, libre de impurezas, maleable, flexible, firme e imperturbable, dirige y orienta su mente hacia el conocimiento y la visión profunda. Entonces discierne así: este cuerpo mío es material, compuesto de los cuatro elementos primarios, nacido de padre y madre, condicionado por el alimento, impermanente, dividido en partes, sujeto a disolución y dispersión… y mi consciencia está ligada a este cuerpo y depende de él.

Este es un fruto de la vida contemplativa visible aquí y ahora, más sublime y más perfecto que otros.


Samathavipassana Sutta 

SN 43,2 {13S4.9.1.2,367}


Monjes, voy a enseñarles acerca de lo incondicionado y el camino que conduce a lo incondicionado. Presten atención que voy a hablar:

¿Qué es, monjes, lo incondicionado? La destrucción de la avidez, la destrucción del odio, la destrucción de la falsa ilusión: esto es, monjes, lo incondicionado.

¿Y cuál es, monjes, el camino que conduce a lo incondicionado? La serena concentración y la visión profunda: este es, monjes, el camino que conduce a lo incondicionado.

Así les he enseñando, monjes, acerca del destino final y el camino que conduce al destino final. Éstas son mis instrucciones para ustedes. Cualquier cosa que debería hacer un maestro —por causa de su compasión hacia sus discípulos, deseoso de su bienestar—, yo lo he hecho por ustedes. Ahí están las bases de los árboles, allá las chozas vacías. Mediten, no sean negligentes, que no tengan que arrepentirse más tarde. En esto consiste mi instrucción para ustedes.




Tatiyasamadhi Sutta 

AN 4,94 {15A4.2.5.4,94}


Monjes, pueden haber cuatro tipo de individuos en el mundo. ¿Cuáles cuatro?

He aquí, monjes, está el individuo que ha adquirido calma mental,  pero no visión profunda, es decir, un agudo discernimiento perspicaz de los fenómenos. Está también el individuo que ha adquirido la visión profunda, este agudo discernimiento perspicaz de los fenómenos, pero no la calma mental. Está también, monjes, el individuo que no ha adquirido calma mental ni una visión profunda de los fenómenos; y está aquel que adquirió ambos: calma mental y un agudo discernimiento perspicaz de los fenómenos.

Monjes, estos son los cuatro tipos de individuos que se pueden encontrar en el mundo.

Aquel individuo que adquirió calma mental, pero no un agudo discernimiento perspicaz de los fenómenos, deberá esforzarse para desarrollar lo primero y alcanzar lo segundo. Entonces, tiempo después, será un individuo que habrá alcanzado a ambos.

Aquel individuo que adquirió un agudo discernimiento perspicaz de los fenómenos, pero no adquirió calma mental, deberá esforzarse para desarrollar lo primero y alcanzar lo segundo. Entonces, tiempo después, será un individuo que habrá alcanzado a ambos.

Pero aquel individuo que no ha adquirido calma mental ni un agudo discernimiento perspicaz de los fenómenos, deberá poner un deseo y esfuerzo intenso, una energía, impulso y fluida atención consciente para alcanzar ambos estados provechosos.

Así, como alguien con la cabeza o turbante ardiendo en llamas, pone un intenso deseo, esfuerzo, energía y atención para extinguir el fuego; así también, se debe poner todo el deseo, esfuerzo, energía, impulso y atención consciente para alcanzar estos estados provechosos y, de esta manera, destruir las impurezas.

Monjes, aquel que adquirió la calma mental pero no tiene un agudo discernimiento perspicaz de los fenómenos, debería acercarse a otro individuo que sí lo ha adquirido y preguntarle cómo deberían ser considerados los fenómenos, cómo deberían ser investigados y cómo deberían ser vistos con perspicacia. Así, éste le expondría lo que él mismo ha visto y experimentado: así deberán considerarse los fenómenos, así deberán ser investigados… así deberán ser vistos con perspicacia.

De esta manera, tiempo después, él mismo será uno que habrá alcanzado tanto la concentrada calma mental como la visión profunda del agudo discernimiento perspicaz de los fenómenos.

Monjes, aquel individuo que adquirió un agudo discernimiento perspicaz de los fenómenos, pero no adquirió calma mental, debería acercarse a otro individuo que sí la ha adquirido y preguntarle cómo debería tranquilizar la mente, cómo debería unificarla y cómo debería concentrar la mente. Así, éste le expondría lo que él mismo ha visto y experimentado: así deberá tranquilizarse la mente, así se le deberá unificar… así deberá concentrarse la mente.

De esta manera, tiempo después, él mismo será uno que habrá alcanzado tanto la concentrada calma mental como la visión profunda del agudo discernimiento perspicaz de los fenómenos.

Monjes, aquel individuo que no ha adquirido la calma mental ni la visión profunda de los fenómenos, debería acercarse a otro individuo que sí las ha adquirido y preguntarle cómo debería tranquilizarse la mente, cómo se le debería unificar, cómo debería concentrarse la mente, cómo deberían ser considerados los fenómenos, cómo deberían ser investigados y cómo deberían ser vistos con perspicacia. Así, éste le expondría lo que él mismo ha visto y experimentado: así deberá tranquilizarse la mente, así se le deberá unificar y concentrar… así deberán ser considerados los fenómenos, así deberán ser investigados y vistos con perspicacia.

De esta manera, tiempo después, él mismo será uno que habrá alcanzado tanto la concentrada calma mental como la visión profunda del agudo discernimiento perspicaz de los fenómenos.

Finalmente, aquel individuo que ha adquirido tanto la calma mental como el agudo discernimiento perspicaz de los fenómenos, deberá fortalecer estos saludables estados y, de esta manera, destruir toda impureza mental.

Monjes, estos son los cuatro tipos de individuos que se pueden encontrar en el mundo.


Yugaddhana Sutta 

AN 4,170 {15A4.4.2.10,170}


En cierta ocasión el venerable Ananda estaba residiendo en Kosambi, en el monasterio de Ghosita. Allí se dirigió a los monjes:

Amigos, quienquiera que sea —monje o monja— que declare el logro del estado de arahant en mi presencia, lo hace mediante uno de estos cuatro caminos. ¿Cuáles cuatro?

(i) Es el caso del monje que ha desarrollado la clara visión, la visión profunda, precedida por la concentrada tranquilidad. A medida que desarrolla la clara visión, precedida de la tranquilidad, el camino nace. Siguiendo el camino, lo desarrolla y continúa. Así, desarrollándolo y continuándolo, las trabas mentales son abandonadas y las obsesiones destruidas.

(ii) Es el caso del monje que ha desarrollado la concentrada tranquilidad precedida por la visión clara. A medida que desarrolla la tranquilidad, precedida de la visión clara, el camino nace. Siguiendo el camino, lo desarrolla y continúa. Así, desarrollándolo y continuándolo, las trabas mentales son abandonadas y las obsesiones destruidas.

(iii) Es el caso del monje que ha desarrollado la concentrada tranquilidad simultáneamente con la clara visión. A medida que desarrolla la tranquilidad, en conjunto con la visión clara, el camino nace. Siguiendo el camino, lo desarrolla y continúa. Así, desarrollándolo y continuándolo, las trabas mentales son abandonadas y las obsesiones destruidas.

(iv) Es el caso del monje en el cual toda inquietud respecto al Dhamma desaparece. De esta forma su mente se vuelve calma, unificada, firme y concentrada. Entonces el camino nace. Siguiendo el camino, lo desarrolla y continúa. Así, desarrollándolo y continuándolo, las trabas mentales son abandonadas y las obsesiones destruidas.

Quienquiera que sea —monje o monja— que declare el logro del estado de arahant en mi presencia, lo hace mediante uno de estos cuatro caminos.
  

Las cuatro bases del poder espiritual


Mahaparinibbana Sutta 

Nimittobhasakatha 

DN 16,166-167 {7D.3.166-167}


En esa ocasión el Bienaventurado se levantó temprano, se vistió tomando su hábito exterior y cuenco, y se fue a Vesali en busca de limosnas. Habiendo vuelto y comido las limosnas, se dirigió al venerable Ananda diciendo: Toma una estera, Ananda, pasaremos la siesta en el santuario de Capala. Entonces, llevando la estera, el venerable Ananda siguió los pasos del Bienaventurado.

Cuando ambos llegaron al santuario, el Bienaventurado se sentó en el asiento que le habían preparado, con el venerable Ananda a su lado. Entonces el Bienaventurado dijo:

Ananda, la ciudad de Vesali es agradable, el santuario de Udena también es agradable, al igual que son agradables los santuarios de Gotamaka, Sattambaka, Bahuputta y Capala. Ananda, cualquiera que desarrolla las cuatro bases del poder espiritual, las practica frecuentemente y se establece en ellas, para quien estas bases se vuelven familiares, las entiende bien y perfecciona, ciertamente podría vivir durante siglos o extender su vida hasta el fin de un período del mundo, si así lo deseara. Y el Tathagata, Ananda, desarrolló las cuatro bases del poder espiritual, las practicó frecuentemente y se estableció en ellas, las mismas se le volvieron familiares, las entendió bien y perfeccionó, entonces, ciertamente el Tathagata podría vivir durante siglos o extender su vida hasta el fin de un período del mundo, si así lo quisiera.

Sin embargo, el venerable Ananda no captó la indirecta del Bienaventurado con esta señal tan clara y, como su mente estaba influenciada por Mara, no imploró al Bienaventurado que continuara vivo por siglos, que permaneciera vivo por todo un período del mundo para el bien y felicidad de todos los seres, devas y humanos.

Entonces, por segunda y tercera vez el Bienaventurado exclamó:

Ananda, la ciudad de Vesali es agradable, el santuario de Udena también es agradable, al igual que son agradables los santuarios de Gotamaka, Sattambaka, Bahuputta y Capala. Ananda, cualquiera que desarrolla las cuatro bases del poder espiritual, las practica frecuentemente y se establece en ellas, para quien estas bases se vuelven familiares, las entiende bien y perfecciona, ciertamente podría vivir durante siglos o extender su vida hasta el fin de un período del mundo, si así lo deseara. Y el Tathagata, Ananda, desarrolló las cuatro bases del poder espiritual, las practicó frecuentemente y se estableció en ellas, las mismas se le volvieron familiares, las entendió bien y perfeccionó, entonces, ciertamente, el Tathagata podría vivir durante siglos o extender su vida hasta el fin de un período del mundo, si así lo quisiera.

Pero en ambas ocasiones, también, el venerable Ananda no fue capaz de entender las palabras del Bienaventurado y, como su mente estaba influenciada por Mara, guardó silencio, sin implorar al Bendito que continuara vivo por siglos para beneficio de todos los seres existentes.

Entonces el Bienaventurado dijo al venerable Ananda: Puedes retirarte ya, Ananda, y hacer lo que te parezca conveniente. En consecuencia, el venerable Ananda se levantó de su asiento, saludó al Bienaventurado y se retiró, cuidando que el Bendito quedara siempre a su derecha.



Viraddha Sutta 

SN 51,2 {14S5.7.1.2,814}


Monjes, aquellos que son negligentes con las cuatro bases del poder espiritual, son negligentes con el Noble Óctuple Sendero que conduce a la completa destrucción del sufrimiento. Sin embargo, aquellos que están comprometidos con las cuatro bases del poder espiritual, también se comprometen con el Noble Óctuple Sendero que conduce a la completa destrucción del sufrimiento.

¿Y cuáles son estas cuatro bases del poder espiritual? Monjes, he aquí: (i) la base del poder espiritual dotada de la concentración debido al deseo y la formación volitiva del esfuerzo; (ii) la base del poder espiritual dotada de la concentración debido a la energía y la formación volitiva del esfuerzo; (iii) la base del poder espiritual dotada de la concentración debido a la mente y la formación volitiva del esfuerzo; y (iv) la base del poder espiritual dotada de la concentración debido a la investigación y la formación volitiva del esfuerzo. Estas son las cuatro bases del poder espiritual.

Monjes, aquellos que son negligentes con estas cuatro bases del poder espiritual, también son negligentes con el Noble Óctuple Sendero que conduce a la completa destrucción del sufrimiento. Pero aquellos que están comprometidos con estas cuatro bases del poder espiritual, se comprometen con el Noble Óctuple Sendero que conduce a la completa destrucción del sufrimiento.




Chanda Samadhi Sutta 

SN 51,13 {14S5.7.2.3,825}


Monjes, cuando el monje alcanza la unificación de la mente basada en el deseo, la misma se llama «concentración a través del deseo». Así, él genera (i) el deseo de que no surjan malos y perjudiciales estados mentales, hace el esfuerzo, pone la energía, aplica su mente y fortaleza en esto; él genera (ii) el deseo de abandonar los malos y perjudiciales estados mentales que han surgido… genera (iii) el deseo de hacer surgir saludables estados mentales que aún no han surgido… y genera (iv) el deseo de hacer permanentes los saludables estados mentales que han surgido —haciendo que los mismos no decaigan, se incrementen, expandan y lleguen a su máximo desarrollo y cumplimiento—, hace el esfuerzo, pone la energía, aplica su mente y fortaleza en esto. A éstos se les llama «formaciones volitivas del esfuerzo». Este es el deseo, ésta es la concentración a través del deseo y éstas son las formaciones volitivas del esfuerzo. Esta es la base del poder espiritual dotada de la concentración debido al deseo y las formaciones volitivas del esfuerzo.

Monjes, cuando el monje alcanza la unificación de la mente basada en la energía, la misma se llama «concentración a través de la energía». Así, él genera el deseo de que no surjan malos y perjudiciales estados mentales, hace el esfuerzo, pone la energía, aplica su mente y fortaleza en esto…etc. Esta es la energía, ésta es la concentración a través de la energía y éstas son las formaciones volitivas del esfuerzo. Esta es la base del poder espiritual dotada de la concentración debido a la energía y las formaciones volitivas del esfuerzo.

Monjes, cuando el monje alcanza la unificación de la mente basada en la mente, la misma se llama «concentración a través de la mente». Así, él genera el deseo de que no surjan malos y perjudiciales estados mentales… etc. Esta es la mente, ésta es la concentración a través de la mente y éstas son las formaciones volitivas del esfuerzo. Esta es la base del poder espiritual dotada de la concentración debido a la mente y las formaciones volitivas del esfuerzo.

Monjes, cuando el monje alcanza la unificación de la mente basada en la investigación, la misma se llama «concentración a través de la investigación». Así, él genera el deseo de que no surjan malos y perjudiciales estados mentales…etc. Esta es la investigación, ésta es la concentración a través de la investigación y éstas son las formaciones volitivas del esfuerzo. Esta es la base del poder espiritual dotada de la concentración debido a la investigación y las formaciones volitivas del esfuerzo.



Vibhanga Sutta 

SN 51,20 {14S5.7.2.10,832}


 Monjes, cuando estas cuatro bases del poder espiritual se desarrollan y se cultivan, traen mucho fruto y son de gran beneficio.

¿Y cómo, monjes, estas cuatro bases del poder espiritual deben ser desarrolladas y cultivadas, para que traigan mucho fruto y sean de gran beneficio?

He aquí, el monje desarrolla la base del poder espiritual dotada de la concentración debida al deseo y las formaciones volitivas del esfuerzo, pensando: mi deseo no será demasiado flojo ni demasiado tenso, no será demasiado limitado ni demasiado disgregado. Así, él permanece percibiendo antes como después y después como antes, arriba como abajo y abajo como arriba, de día como de noche y de noche como de día, con mente abierta y desenvuelta, desarrollando la luminosidad mental.

Desarrolla la base del poder espiritual dotada de la concentración debida a la energía… debida a la mente… debida a la investigación, pensando: mi energía… mente… investigación no será demasiada floja ni demasiado tensa, no será demasiado limitada ni demasiado disgregada. Así, él permanece percibiendo antes como después y después como antes, arriba como abajo y abajo como arriba, de día como de noche y de noche como de día, con mente abierta y desenvuelta, desarrollando la luminosidad mental.

¿Y de qué manera el deseo, la energía, la mente y la investigación son demasiado flojos? Es cuando el deseo, la energía, la mente y la investigación están acompañados de cansancio y lasitud, cuando están asociados con el cansancio y lasitud. Esto significa que son demasiado flojos.

¿Y de qué manera el deseo, la energía, la mente y la investigación son demasiado tensos? Es cuando el deseo, la energía, la mente y la investigación están acompañados de intranquilidad y desasosiego, cuando están asociados con la intranquilidad y desasosiego. Esto significa que son demasiado tensos.

¿Y de qué manera el deseo, la energía, la mente y la investigación son demasiado limitados? Es cuando el deseo, la energía, la mente y la investigación están acompañados de pereza y letargo, cuando están asociados con la pereza y letargo. Esto significa que son demasiado limitados.

¿Y de qué manera el deseo, la energía, la mente y la investigación son demasiado disgregados? Es cuando el deseo, la energía, la mente y la investigación son repetidamente distraídos por los cinco sentidos, cuando son repetidamente perturbados por las cinco cuerdas de los placeres sensuales. Esto significa que son demasiado disgregados.

¿Y de qué manera se permanece percibiendo antes como después y después como antes? He aquí, se domina la percepción del antes y del después, la misma está bien atendida, considerada y penetrada con sabiduría. Así se permanece percibiendo antes como después y después como antes.

¿Y de qué manera se permanece abajo como arriba y arriba como abajo? He aquí, se revisa el cuerpo desde los dedos de los pies hasta la cúspide de la cabeza y desde la cúspide de la cabeza hasta los dedos de los pies, se revisa todo lo que envuelve la piel como algo lleno de impurezas: pelos, uñas, dientes, pellejo, carne, tendones, huesos, médula, cerebro, riñones, corazón, hígado, bazo, pulmones, intestinos, membranas y mesenterio, comida sin digerir, saliva, bilis, flema, excremento, orín, pus, moco, sudor, grasa, lágrimas, linfa y sangre. Así se permanece abajo como arriba y arriba como abajo.

¿Y de qué manera se permanece de día como de noche y de noche como de día? He aquí, se cultiva y desarrolla de noche la base del poder espiritual dotada de la concentración debida al deseo y las formaciones volitivas del esfuerzo, de la misma forma —desarrollando las mismas cualidades, rasgos y aspectos— que cuando se desarrolla esta base del poder espiritual durante el día. Así se permanece de día como de noche y de noche como de día.

¿Y de qué manera se permanece con la mente abierta y desenvuelta, desarrollando la luminosidad mental? He aquí, se domina la «percepción de la luz» como si esta fuera la claridad del día. Así es como se permanece con mente abierta y desenvuelta, desarrollando la luminosidad mental.

Monjes, cuando estas cuatro bases del poder espiritual se desarrollan y cultivan de esta manera, traen muchos frutos y gran beneficio.

Cuando estas cuatro bases del poder espiritual se desarrollan y se cultivan de esta manera, el monje es capaz de ejercer varias clases de poder espiritual: (i) siendo uno se convierte en muchos y, siendo muchos, se convierte en uno; (ii) aparece y desaparece a voluntad; (iii) sin impedimento alguno traspasa paredes, terraplenes y montañas como si fueran aire; (iv) se zambulle dentro de la tierra como si fuera agua; (v) camina sobre el agua como si fuera tierra seca; (vi) sentado con las piernas cruzadas, atraviesa el aire como si fuera un pájaro sobre el viento; (vii) con su mano toca al sol y la luna; (viii) con su cuerpo alcanza los mundos de Brama; (ix) con el oído divino —purificado y superior al de los seres humanos— escucha los sonidos divinos y humanos, lejanos y cercanos; (x) con la propia mente conoce y distingue la mente de otros seres, conoce cuando una mente está afectada o no por la pasión, aversión y falsa ilusión, discierne una mente limitada de otra dispersa, una mente amplia de otra estrecha, reconoce una mente prominente de otra común y corriente, sabe cuando una mente está concentrada o distraída, con ataduras o liberada; (xi) recuerda sus múltiples vidas pasadas: un nacimiento, diez nacimientos, cincuenta, cien, mil, muchos eones de contracciones y expansiones cósmicas, recordando sus vidas pasadas con todas sus condiciones y detalles; (xii) a través del ojo divino —purificado y superior al de los seres humanos— ve la muerte y renacimiento de los seres discerniendo si su destino es inferior, superior, afortunado o desafortunado según el kamma de cada uno, conoce que los seres que obraron mal con su cuerpo, habla o mente, los que injuriaron a los nobles, aquellos que mantuvieron incorrectos puntos de vista y actuaron según estos erróneos puntos de vista, después de la muerte, reaparecen en el plano de las penurias, del mal destino, en los reinos bajos, en el infierno, pero aquellos seres que obraron bien con su cuerpo, habla o mente, los que no injuriaron a los nobles, aquellos que mantuvieron correctos puntos de vista y actuaron según estos correctos puntos de vista, después de la muerte, reaparecen en el buen destino, en el mundo celestial.

Monjes, cuando estas cuatro bases del poder espiritual se desarrollan y cultivan de esta manera, con la destrucción de las impurezas mentales, ya en esta vida, el monje entra y permanece en la mente libre de toda impureza, liberado mediante la sabiduría y descubriendo por sí mismo el conocimiento directo.

De esta manera, cuando estas cuatro bases del poder espiritual se desarrollan y se cultivan, traen muchos frutos y son de gran beneficio.



Pathama Ananda Sutta 

SN 51,27 {14S5.7.3.7,839}


Estando en Savatthi, el venerable Ananda se acercó al Bienaventurado, le rindió homenaje y se sentó a un lado diciendo:

Venerable señor, ¿qué es el poder espiritual, qué son las bases del poder espiritual, cómo se desarrollan las bases del poder espiritual y cuál es el camino que conduce al desarrollo de las bases del poder espiritual?

Es el caso, Ananda, de un monje que (i) siendo uno, se convierte en muchos y siendo muchos, se convierte en uno; (ii) que aparece y desaparece a voluntad; (iii) que sin el menor impedimento traspasa paredes, terraplenes y montañas como si fueran aire; (iv) que se zambulle en la tierra como si fuera agua y camina sobre el agua como si fuera tierra seca; (v) que sentado, con las piernas cruzadas, es capaz de atravesar el aire como si fuera un pájaro sobre el viento; (vi) que con su mano toca al sol y la luna; (vii) que se manifiesta con su cuerpo en los mundos de Brahma.

Con su oído divino (viii) —puro y superior al humano— escucha los sonidos divinos y humanos, tanto lejanos como cercanos. Con su propia mente, conoce y distingue la mente de otros seres (ix), conoce la mente afectada por la pasión como mente apasionada y, la mente sin pasión, como mente liberada de la pasión; conoce la mente afectada por la aversión como mente con aversión y, la mente sin aversión, como mente liberada de aversión; conoce la mente afectada por la falsa ilusión como mente ilusionada y, la mente no-ilusionada, como mente liberada de la ilusión; discierne una mente disciplinada de otra dispersa, una expandida de otra estrecha, una destacada de otra común y corriente; sabe cuándo la mente está concentrada y cuando no lo está y, en ambos casos, lo discierne correctamente, como también cuando la mente está liberada y cuando no. Recuerda sus múltiples vidas pasadas (x): un nacimiento, dos nacimientos, tres nacimientos, diez nacimientos, cien nacimientos, mil, cien mil nacimientos, muchos eones de contracciones y expansiones cósmicas, y recuerda: en aquel entonces mi nombre era este, mi linaje aquel, provenía de aquella casta, me alimentaba de esta comida, experimentaba esta y aquella clase de alegrías y penas y viví tal cantidad de años; terminada mi vida ahí, renací allá, donde mi nombre era... de esta manera se acuerda de sus vidas pasadas.

A través del ojo divino (xi) —puro y superior al humano— ve la muerte de los seres y su reaparición en la existencia, discerniendo si su destino es inferior, superior, hermoso, horrible, afortunado o desafortunado, de acuerdo al kamma de cada uno. Conoce de esta manera: estos seres que obraron mal con su cuerpo, con su habla o con su mente, los que injuriaban a los nobles, mantenían incorrectos puntos de vista y asumían acciones resultantes de estos erróneos puntos de vista, al quebrarse sus cuerpos, después de la muerte, han reaparecido en el plano de las penurias, del mal destino, en los reinos bajos, en el infierno; pero aquellos seres que obraron bien con su cuerpo, con su habla o con su mente, los que no injuriaban a los nobles, mantenían los correctos puntos de vista y asumían acciones resultantes de estos correctos puntos de vista, al quebrarse sus cuerpos, después de la muerte, han reaparecido en el buen destino, en el mundo celestial. De esta manera, a través del ojo divino, ve la muerte de los seres y su reaparición en la existencia, discerniendo que su destino inferior, superior, hermoso, horrible, afortunado o desafortunado, está de acuerdo a su kamma.

Poniendo fin a las impurezas mentales (xii), conoce tal como realmente es: este es el sufrimiento, este es el origen del sufrimiento, este es el cese del sufrimiento y este es el sendero que lleva al cese del sufrimiento. También conoce tal como realmente es: estas son las impurezas mentales, este es el origen de las impurezas mentales, este es el cese de las impurezas mentales y este es el sendero que lleva al cese de las impurezas mentales. Así, a través de este conocimiento y visión, su mente es liberada de las impurezas de la sensualidad, de las impurezas de la existencia y de las impurezas de la ignorancia. Entonces, este conocimiento surge en él: ¡Esta es la liberación! El nacimiento está terminado, la vida santa ha sido realizada, la tarea ha culminado, no queda nada más por delante. Este es el poder espiritual.

¿Y qué es la base del poder espiritual? Son el camino y la práctica que conducen a alcanzar el poder espiritual, a obtener el poder espiritual. Esta es la base del poder espiritual.

¿Y cómo el monje desarrolla las bases del poder espiritual? Es el caso del monje que  desarrolla  la base del poder espiritual dotada de (i) la concentración debido al deseo…  desarrolla la base del poder espiritual dotada de (ii) la concentración debido a la energía…  desarrolla la base del poder espiritual dotada de (iii) la concentración debido a la mente… desarrolla la base del poder espiritual dotada de (iv) la concentración debido a la investigación junto a la formación volitiva del esfuerzo. Así es como el monje desarrolla las bases del poder espiritual.

¿Y cuál es el camino que conduce al desarrollo de las bases del poder espiritual? El Noble Óctuple Sendero: correcta visión o entendimiento, correcta intención o pensamiento, correcta forma de hablar, correcta acción, correcta forma de vivir, correcto esfuerzo, correcta atención consciente y correcta concentración. Este es el camino que conduce al desarrollo de las bases del poder espiritual.