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Discurso de los guerreros

                  

Dutiyayodjajiva Sutta

AN 5,76 {16A5.2.3.6,76} 

Monjes, existen cinco clases de guerreros que se encuentran en el mundo. ¿Cuáles cinco? He aquí, está el guerrero que toma la espada y el escudo, se arma de arco y aljaba, y entra en batalla. Se esfuerza y combate con denuedo, pero sus enemigos lo matan y acaban con él. He aquí, monjes, semejante guerrero. Esta es la primera clase de guerrero que se encuentra en el mundo.

Monjes, he aquí otro guerrero que toma la espada y el escudo, se arma de arco y aljaba, y entra en batalla. Se esfuerza y lucha en el combate, pero sus enemigos lo hieren. [Sus camaradas] lo salvan y lo llevan junto a sus familiares. Y, mientras es llevado hacia sus familiares, muere antes de llegar allí. He aquí, monjes, semejante guerrero. Esta es la segunda clase de guerrero que se encuentra en el mundo.

Monjes, he aquí otro guerrero que toma la espada y el escudo, se arma de arco y aljaba, y entra en batalla. Se esfuerza y lucha en el combate, pero sus enemigos lo hieren. [Sus camaradas] lo salvan y lo llevan junto a sus familiares. Y sus familiares lo alimentan y lo cuidan, pero mientras ellos están haciendo eso, muere a causa de sus heridas. He aquí, monjes, semejante guerrero. Esta es la tercera clase de guerrero que se encuentra en el mundo.

Monjes, he aquí otro guerrero que toma la espada y el escudo, se arma de arco y aljaba, y entra en batalla. Se esfuerza y lucha en el combate, pero sus enemigos lo hieren. [Sus camaradas] lo salvan y lo llevan junto a sus familiares. Y sus familiares lo alimentan y lo cuidan, razón por la cual se recupera de sus heridas. He aquí, monjes, semejante guerrero. Esta es la cuarta clase de guerrero que se encuentra en el mundo.

Monjes, he aquí otro guerrero que toma la espada y el escudo, se arma de arco y aljaba, y entra en batalla. Y habiendo triunfado en el combate, emerge victorioso, instalándose como jefe de la batalla. He aquí, monjes, semejante guerrero. Esta es la quinta clase de guerrero que se encuentra en el mundo.

Estas son, monjes, las cinco clases de guerreros que se encuentran en el mundo.

De la misma manera, monjes, he aquí estas cinco clases de individuos ―similares a los guerreros― que se encuentran entre los monjes. Y, ¿cuáles son esas cinco?
He aquí, monjes, un monje que mora dependiendo de cierto pueblo o ciudad. Por la mañana temprano se viste, toma su hábito exterior y cuenco, y entra en aquel pueblo o ciudad ―en búsqueda de la comida de las limosnas― con el cuerpo, el habla y la mente sin vigilancia, sin haber establecido la atención consciente y con sus facultades sin control. Entonces, ve a una mujer con su vestido desordenado y atavío suelto. Y, cuando la ve así, la lujuria invade su mente. Y con la mente invadida por la lujuria, tiene relación sexual con ella, sin haber revelado su debilidad y abandonado [previamente] el entrenamiento. Yo declaro que esta persona es como aquel guerrero que toma la espada y el escudo, se arma de arco y aljaba, y entra en batalla, y cuyos enemigos lo matan y acaban con él mientras se esfuerza y lucha en el combate. He aquí, monjes, semejante persona. Esta es la primera clase de individuo, semejante a un guerrero, que se encuentra entre los monjes.

Monjes, he aquí otro monje que mora dependiendo de cierto pueblo o ciudad. Por la mañana temprano se viste, toma su hábito exterior y cuenco, y entra en aquel pueblo o ciudad ―en búsqueda de la comida de las limosnas― con el cuerpo, el habla y la mente sin vigilancia, sin haber establecido la atención consciente y con sus facultades sin control. Entonces, ve a una mujer con su vestido desordenado y atavío suelto. Y cuando la ve así, la lujuria invade su mente. Y con la mente invadida por la lujuria, se quema corporal y mentalmente [con la fiebre de la lujuria] y piensa así: Voy a retornar al monasterio y voy a informar a los monjes: «Amigos, estoy obsesionado por la lujuria, oprimido por la lujuria. No puedo mantener la vida espiritual. Habiendo revelado mi debilidad, voy a abandonar el entrenamiento y retornaré al estilo de vida inferior». Y mientras retorna al monasterio, aún antes de llegar ahí, revela su debilidad, abandona el entrenamiento y retorna al estilo de vida inferior. Yo declaro que esta persona es como aquel guerrero que toma la espada y el escudo, se arma de arco y aljaba, y entra en batalla, y es herido por sus enemigos mientras se esfuerza y lucha en el combate, y [sus camaradas] lo salvan y lo llevan junto a sus familiares, pero muere mientras es llevado hacia sus familiares, antes de llegar allí. He aquí, monjes, semejante persona. Esta es la segunda clase de individuo, semejante a un guerrero, que se encuentra entre los monjes.

Monjes, he aquí otro monje que mora dependiendo de cierto pueblo o ciudad. Por la mañana temprano se viste, toma su hábito exterior y cuenco, y entra en aquel pueblo o ciudad ―en búsqueda de la comida de las limosnas― con el cuerpo, el habla y la mente sin vigilancia, sin haber establecido la atención consciente y con sus facultades sin control. Entonces, ve a una mujer con su vestido desordenado y atavío suelto. Y cuando la ve así, la lujuria invade su mente. Y con la mente invadida por la lujuria, se quema corporal y mentalmente [con la fiebre de la lujuria] y piensa así: Voy a retornar al monasterio y voy a informar a los monjes: «Amigos, estoy obsesionado por la lujuria, oprimido por la lujuria. No puedo mantener la vida espiritual. Habiendo revelado mi debilidad, voy a abandonar el entrenamiento y retornaré al estilo de vida inferior». Entonces, retorna al monasterio e informa a los monjes: «Amigos, estoy obsesionado por la lujuria, oprimido por la lujuria. No puedo mantener la vida espiritual. Habiendo revelado mi debilidad, voy a abandonar el entrenamiento y retornaré al estilo de vida inferior». Entonces, sus compañeros monjes le exhortan y le instruyen así: «Amigo, el Despierto declaró que los placeres sensuales proveen de muy poca gratificación, pero mucho sufrimiento y angustia, y el peligro en ellos es mayor. A través del símil del esqueleto, el Despierto declaró que los placeres sensuales proveen de muy poca gratificación, pero mucho sufrimiento y angustia, y el peligro en ellos es mayor. A través del símil del trozo de carne… A través del símil de la antorcha de hierba… A través del símil del pozo de carbón… A través del símil del sueño… A través del símil de los bienes prestados… A través del símil de las frutas en el árbol… A través del símil del cuchillo y la piedra de carnicero… A través del símil de la estaca de la hoguera… A través del símil de la estaca en la cabeza de la serpiente, el Despierto declaró que los placeres sensuales proveen de muy poca gratificación, pero mucho sufrimiento y angustia, y el peligro en ellos es mayor. Disfruta de la vida espiritual. No pienses que no eres capaz de seguir el entrenamiento, no lo abandones y no vuelvas al estilo de vida inferior». Y mientras está siendo exhortado e instruido así por sus compañeros monjes, protesta: «Aunque el Despierto haya declarado que los placeres sensuales proveen de muy poca gratificación, pero mucho sufrimiento y angustia, y el peligro en ellos es mayor, yo no soy capaz de mantener la vida espiritual. Habiendo revelado mi debilidad, voy a abandonar el entrenamiento y retornaré al estilo de vida inferior». Y habiendo revelado su debilidad, abandona el entrenamiento y retorna al estilo de vida inferior. Yo declaro que esta persona es como el guerrero que toma la espada y el escudo, se arma de arco y aljaba, y entra en batalla y es herido por sus enemigos mientras se esfuerza y lucha en el combate, y [sus camaradas] lo salvan y lo llevan junto a sus familiares, los cuales lo alimentan y lo cuidan, pero mientras ellos están haciendo eso, se muere a causa de sus heridas. He aquí, monjes, semejante persona. Esta es la tercera clase de individuo, semejante a un guerrero, que se encuentra entre los monjes.

Monjes, he aquí otro monje que mora dependiendo de cierto pueblo o ciudad. Por la mañana temprano se viste, toma su hábito exterior y cuenco, y entra a aquel pueblo o ciudad ―en búsqueda de la comida de las limosnas― con el cuerpo, el habla y la mente sin vigilancia, sin haber establecido la atención consciente y con sus facultades sin control. Entonces, ve a una mujer con su vestido desordenado y atavío suelto. Y cuando la ve así, la lujuria invade su mente. Y con la mente invadida por la lujuria, se quema corporal y mentalmente [con la fiebre de la lujuria] y piensa así: Voy a retornar al monasterio y voy a informar a los monjes: «Amigos, estoy obsesionado por la lujuria, oprimido por la lujuria. No puedo mantener la vida espiritual. Habiendo revelado mi debilidad, voy a abandonar el entrenamiento y retornaré al estilo de vida inferior». Entonces, retorna al monasterio e informa a los monjes: «Amigos, estoy obsesionado por la lujuria, oprimido por la lujuria. No puedo mantener la vida espiritual. Habiendo revelado mi debilidad, voy a abandonar el entrenamiento y retornaré al estilo de vida inferior. Entonces, sus compañeros monjes le exhortan y le instruyen así: «Amigo, el Despierto declaró que los placeres sensuales proveen de muy poca gratificación, pero mucho sufrimiento y angustia, y el peligro en ellos es mayor. A través del símil del esqueleto, el Despierto declaró que los placeres sensuales proveen de muy poca gratificación, pero mucho sufrimiento y angustia, y el peligro en ellos es mayor. A través del trozo de carne… A través del símil de la estaca en la cabeza de la serpiente, el Despierto declaró que los placeres sensuales proveen de muy poca gratificación, pero mucho sufrimiento y angustia, y el peligro en ellos es mayor. Disfruta de la vida espiritual. No pienses que no eres capaz de seguir el entrenamiento, no lo abandones y no vuelvas al estilo de vida inferior». Y mientras está siendo exhortado e instruido así por sus compañeros monjes, protesta: «Voy a procurar hacerlo, amigos, voy a tener cuidado con eso, voy a disfrutarlo. No pensaré que soy incapaz de seguir el entrenamiento, no lo abandonaré ni regresaré al estilo de vida inferior». Yo declaro que esta persona es como el guerrero que toma la espada y el escudo, se arma de arco y aljaba, y entra en batalla y es herido por sus enemigos mientras se esfuerza y lucha en el combate, y [sus camaradas] lo salvan y lo llevan junto a sus familiares, los cuales lo alimentan y lo cuidan, y por eso se recupera de sus heridas. He aquí, monjes, semejante persona. Ésta es la cuarta clase de individuo, semejante a un guerrero, que se encuentra entre los monjes.

Finalmente, monjes, he aquí otro monje que mora dependiendo de cierto pueblo o ciudad. Por la mañana temprano se viste, toma su hábito exterior y  cuenco, y entra en aquel pueblo o ciudad ―en búsqueda de la comida de las limosnas― con el cuerpo, el habla y la mente resguardados, con la atención consciente establecida y con sus facultades controladas. Habiendo visto una forma con el ojo, no se aferra ni a sus marcas ni características. Practica la restricción sobre  la facultad del ojo, ya que si la dejase sin control, malos y perjudiciales estados de nostalgia y melancolía lo invadirían. Resguarda la facultad del ojo y se compromete a controlar la facultad del ojo. Habiendo escuchado un sonido con el oído… Habiendo olido un olor con la nariz… Habiendo saboreado un sabor con la lengua… Habiendo sentido un objeto táctil con el cuerpo… Habiendo conocido un fenómeno mental con la mente, no se aferra ni a sus marcas ni características. Practica la restricción sobre  la facultad de la mente, ya que si la dejase sin control, malos y perjudiciales estados de nostalgia y melancolía lo invadirían. Resguarda la facultad de la mente y se compromete a controlar la facultad  de la mente. Y después de comer, al retornar de la ronda en búsqueda de la comida de las limosnas, recurre a una morada apartada: al bosque, al pie de un árbol, a la montaña, al barranco, a la cueva de una montaña, al cementerio, a la espesura de la jungla, al espacio abierto o al montículo de paja. Al haberse ido al bosque, al pie de un árbol o a una choza vacía, se sienta ―cruzando y pleganmdo las piernas―, enderezando su cuerpo y estableciendo su atención consciente enfrente de él. Y, habiendo abandonado el anhelo por el mundo, mora con la mente libre de anhelo; purificando su mente del anhelo. Y habiendo abandonado la animadversión y el odio, mora con la mente libre de animadversión y odio, compasivo por el bienestar de todos los seres vivos; purificando su mente de la animadversión y el odio. Y habiendo abandonado la apatía y somnolencia, mora con la mente libre de apatía y somnolencia, percibiendo la luz, con la atención consciente y clara comprensión; purificando su mente de la apatía y somnolencia. Y habiendo abandonado la inquietud y remordimiento, mora sin agitación, con la mente internamente serena; purificando su mente de la inquietud y remordimiento. Y habiendo abandonado la duda, mora trascendiendo la duda, sin perplejidad sobre los beneficiosos estados mentales; purificando su mente de la duda.

Habiendo abandonado estos cinco impedimentos ―obstáculos de la mente, cosas que debilitan la sabiduría―, aislado de los placeres sensoriales, aislado de los perjudiciales estados mentales, entra y permanece en el primer jhana… complacido, alivia su inquietud. Al calmarse el pensamiento aplicado y sostenido, entra y permanece en el segundo jhana… en el tercer jhana… en el cuarto jhana, que no es penoso ni placentero y se caracteriza por la purificación de la atención consciente mediante la ecuanimidad.

Cuando su mente está así concentrada, purificada, limpia, sin mancha, libre de contaminación, maleable, manejable, firme e imperturbable, la dirige hacia el conocimiento de la destrucción de las impurezas mentales. Entonces, entiende tal como realmente es: Esta es la insatisfacción... Este es el origen de la insatisfacción... Este es el cese de la insatisfacción... Este es el sendero que conduce al cese de la insatisfacción. También entiende  tal como realmente es: Estas son las impurezas mentales... Este es el origen de las impurezas mentales... Este es el cese de las impurezas mentales... Este es el sendero que conduce al cese de las impurezas mentales. Cuando conoce y ve así, su mente se libera de la impureza del deseo sensual, de la impureza de la existencia y de la impureza de la ignorancia. Así llega el conocimiento de la liberación y él comprende: Destruidos están el nacimiento y la muerte, la vida espiritual ha sido vivida, lo que tenía que hacerse, ha sido realizado, y he aquí no hay futuros estados de existencia. Esta es su victoria en la batalla.

Monjes, yo declaro que semejante persona es como el guerrero que toma la espada y el escudo, se arma de arco y aljaba, y entra en batalla. Y habiendo triunfado en el combate, emerge victorioso, instalándose como jefe de la batalla. He aquí, monjes, semejante persona. Esta es la quinta clase de individuo, semejante a un guerrero, que se encuentra entre los monjes.

Estas son, monjes, las cinco clases de individuos ―similares a los guerreros―, que se encuentran entre los monjes.